Es un hotel encantador que cuida absolutamente todos los detalles. Nuestra habitación era muy cómoda con una gran tina donde nos pudimos refrescar después de un largo día en la playa. Todas las noches dormí perfecto porque el único sonido es el de los grillos en la selva y las olas a lo lejos. Para llegar al hotel hay que subir una pequeña cuesta, pero esto hace que las vistas sean preciosas todo el tiempo. El mar esta caminando a menos de 5 minutos. El personal del hotel fue muy amable y servicial, cualquier cosa que necesites la consiguen y sus recomendaciones de alimentos y actividades fueron de lujo.

Es un gran hotel donde tienes mucha intimidad gracias a las hermosas terrazas de cada habitación. Desde nuestro balcón se podía ver el mar y por las noches sentíamos la brisa. Es una maravilla estar en un lugar tan tranquilo y silencioso. Todos los acabados son de lujo, incluso los jabones, que por cierto son orgánicos, tienen un aroma diseñado únicamente para el hotel. A pesar de que la habitación se mantuvo abierta la mayor parte del tiempo, siempre estuvo pulcro, de verdad que la limpieza es de aplausos.